La mujer musulmana en el mundo laboral

 

Firdaus, joven española y musulmana con su hiyab o velo islámico

La dificultad de encontrar trabajo es cada vez mayor, pero ¿y si le sumamos ser mujer, inmigrante y musulmana?

Tuve un episodio con un hombre que entró a la tienda en la que trabajaba para cubrirme de amenazas de violación e insultos racistas.

Firdaus tiene 23 años y trabaja de cara al público con su velo. Cuenta que la mayoría de sus clientes se sorprenden al verla con el atuendo islámico y hablando un perfecto castellano. ¨Antes de cuestionarme cómo he obtenido el trabajo, les cuesta aceptar que sea española y musulmana. Claramente son dos puntos contradictorios que nada tienen que ver¨, ironiza. ¨Se puede pertenecer a cualquier religión independientemente de tu nacionalidad¨.

Firdaus trata de tomarse con humor todos los comentarios despectivos que los clientes realizan sobre el uso del velo, mantiene siempre la compostura y contesta de la mejor manera posible a pesar de sentirse rechazada.

Tuvo varios episodios que le dejaron mal sabor de boca. El más impactante fue el siguiente: ¨en verano un hombre entró a la tienda sin la intención de comprar, empezó a dirigirse hacia mí de forma hostil. Al principio no comprendía a dónde quería llegar, pero finalmente empezó a insultarme y amenazarme dando a entender que mi velo y yo éramos el problema en esta sociedad. Me gritó que las mujeres que llevábamos velo satisfacíamos sexualmente a la vista porque dábamos morbo al ir tan cubiertas y esa era de las principales razones por las que debíamos ser violadas. En mi vida me he sentido tan humillada y herida como en aquel momento, dado que este hombre, no paraba de hacer referencias a mis creencias, y aludía a mis padres la culpa de que yo naciera en este país y siga practicando “una cultura” que no es española, a lo cual le hice entender que cultura no era igual que religión, pero se despidió de mí bajo otra lluvia de insultos¨.

Me gritó que las mujeres que llevábamos velo satisfacíamos sexualmente a la vista porque dábamos morbo al ir tan cubiertas y esa era de las principales razones por las que debíamos ser violadas. 

Según un estudio realizado en la Universidad de Linz, Alemania, una mujer en Occidente con nombre extranjero tiene menor probabilidad de ser contratada que una mujer autóctona. La oportunidad de ser invitada a una entrevista se reduce a un 4,3% con la combinación de nombre extranjero y velo islámico frente a un 13,5% sin velo y con nombre extranjero y un 18,8% sin velo y sin nombre extranjero.

“En occidente se pone el acento en la situación de las mujeres en la cultura musulmana, sin embargo nos ocupamos poco con la discriminación de musulmanas en nuestra sociedad”, reprocha la economista DorisWeichselbaumer, autora del estudio.

En las entrevistas me miran con hostilidad, como si no fuera bienvenida. Si llevo foto en el currículo ni me llaman.

Farah A., joven musulmana de 21 años, explica que a la hora de acudir a una entrevista de trabajo que difícilmente consigue, los entrevistadores la reciben sorprendidos al ver que lleva velo. Por ello, evita poner foto en su currículo. ¨En las entrevistas me miran con hostilidad, como si no fuera bienvenida. Si llevo foto en el currículo ni me llaman¨. En una de las entrevistas le dejaron caer que tendría más posibilidades de ser contratada si se quitaba el velo, a lo que se negó. Dice que ha perdido la esperanza de encontrar trabajo de cara al público. En su actual trabajo siente que sus compañeros la discriminan y la tratan con aires de superioridad por su condición de musulmana.

El último informe anual de la Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia ha recogido 278 casos de islamofobia distribuidos en los siguientes porcentajes: 5,3% agresiones contra personas, 5,3% de vandalismo contra mezquitas, más el 4% de incidentes contra la construcción o apertura de mezquitas, 21,8% de ciberodio, 3,4% contra refugiados, 3,4% instrumentalización negativa del Islam y los musulmanes durante las campañas electorales, y finalmente un 19,4% fueron actos contra mujeres por el uso del velo islámico. Con un aumento de un 567,35% respecto al año anterior, la islamofobia se ha convertido en el principal delito de odio. Es un problema que afecta la diversidad en España y Occidente en general, lo que obstaculiza a las musulmanas encontrar empleo debido a la visibilidad que les confiere el uso del velo islámico. Donde más casos de discriminación se han registrado han sido en las áreas de cara al público o en las que más cualificación es requerida.

En numerosas ocasiones me han dicho en entrevistas que para trabajar con ellos debería quitarme el hiyab.

Assia es técnico superior de desarrollo de aplicaciones informáticas, trabajadora social y musulmana que no está dispuesta a quitarse el hiyab bajo ningún concepto. Quiere ser juzgada por su formación académica y capacidad para hacer un trabajo, no por los tópicos que se tiene en Occidente de mujer musulmana sin estudios, analfabeta y sumisa.

Comenta que es investigada antes de ser llamada para realizar una entrevista. Cuando al fin la seleccionaron para un trabajo, sus compañeros desconcertados se preguntan cómo una mujer marroquí y con velo consigue un puesto de trabajo que requiere estudios.

El CV lo tengo sin foto para evitar discriminación en el momento de aplicar una oferta.

¨Tenemos derecho a exigir a los musulmanes españoles que obedezcan las leyes españolas como hacemos todos los ciudadanos¨, escribió Esperanza Aguirre el 24 de septiembre de 2013 en su cuenta de Twitter. Figuras políticas como la expresidenta del Partido Popular de Madrid ayudan a fomentar la islamofobia con este tipo de declaraciones basadas en prejuicios.

La más reciente, fruto de la conmemoración de la toma de Granada por los Reyes católicos del pasado 2 de enero, acontecimiento que supuso la expulsión y masacre a miles de musulmanes y la desaparición de una gran parte de memoria histórica: ¨Hoy hace más de 525 años de la toma de Granada por los reyes católicos. Es un día gloria para las españolas. Con el Islam no tendríamos libertad¨. Así es como la actual portavoz del PP en Madrid promueve la idea de que los musulmanes son primitivos e incapaces de cumplir leyes, generando el estigma de la intolerancia de los musulmanes con las mujeres sin preocuparse mínimamente por las ciudadanas españolas musulmanas.

¨Declaraciones como estas no ayudan a la convivencia sana y pacífica; creo que la Historia la dejamos para los historiadores. Tenemos que construir una vida en la que no herir los sentimientos de los demás bajo cualquier concepto¨, señala el presidente de la Comisión islámica, Riay Tatary.

Miriam H. es Analista de Datos. Tiene 23 años, dice que sabe que hay ciertos trabajos a los que no puede aspirar, como a los de cara al público.

Miriam fue colaboradora en un programa en la televisión pública catalana y a través de Twitter recibió comentarios islamófobos por usar el velo: ¨¿qué hace una militante islámica en una televisión pública?¨

Dado que mi búsqueda de trabajo suele tener como objetivo sitios cualificados, esto no suele entrar en el cuadro de mujer musulmana.

Nagia, otra joven musulmana de 23 años con estudios universitarios se siente condicionada por el velo a la hora de buscar trabajo. ¨Las personas, en general, tienen demasiados prejuicios. Así, el estereotipo de mujer con velo no suele ser, desgraciadamente, el de una mujer con estudios¨.

Dice haber hecho solo tres entrevistas con el velo y en la mejor consiguió un puesto de trabajo, y en la peor, el entrevistador le explicó sus malas experiencias con personas musulmanas.  ¨

¨En mi trabajo debemos tener muchas reuniones con diferentes tipos de personas externas a la empresa. Como siempre, las reacciones son varias, hay buenas y malas, pero hasta el momento ningún tipo de humillación. Sí un poco de marginación, siento que la gente no sabe cómo debe o puede comunicarse conmigo¨.

El problema no reside en la falta de formación académica o preparación. Aunque es uno de los tópicos que aún prevalece sobre este colectivo; sumisas, ignorantes, sin estudios cuyo trabajo se resume en la limpieza de hogares o empresas y del cuidado de niños, y tal vez mujeres sin papeles en regla. A día de hoy sigue habiendo gente que se sorprende que mujeres inmigrantes o musulmanas tengan altas calificaciones académicas o carreras universitarias. Hay que romper con el estigma de mujer musulmana analfabeta.

La fobia hacia un trozo de tela que oculta el cabello de las mujeres musulmanas es uno de los causantes de que las mujeres musulmanas tengan el menor acceso al mercado laboral, viéndose obligadas a recurrir a trabajos que no requieran formación y donde se ven explotadas por un sueldo mediocre para poder mantener a sus familias. Teniendo que renunciar a la búsqueda de puestos de trabajo de los que disponen titulación. O mujeres ya incorporadas al mundo laboral con contrato fijo, decidan ponerse el velo para completar su fe se tengan que enfrentar a compañeros y jefes por su decisión, poniendo en riesgo su puesto de trabajo.

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