Ellos hablan de valores, nosotros de valor

Manifestación No tinc por / Pili Cortés y Fatima Maroun

Por Ernesto Maleno, activista de Jóvenes En Pie e integrante de Caminando Fronteras

El sábado Barcelona se echaba a las calles en un ejercicio democrático ejemplar para no callar más frente al miedo. La marcha estaba encabezada, como era lógico, por todas aquellas personas valientes que desde el atentado trabajaron con profesionalidad y humanidad para socorrer del pánico y el dolor que había dejado la muerte. Pero atrás, como una sombra que ennegrecía a su paso el ambiente, estaban ellos. Todas aquellas autoridades políticas que pretendían darse un baño de masas y sacar pecho con su repetida llamada a la ‘unidad’, pero sin despeinarse ante las pitadas y abucheos ciudadanos que les recordaban su responsabilidad en todo esto. Sin remorderse en ningún momento de su vinculación con los financiadores del terrorismo ni tampoco arrepentirse de representar un sistema que genera odio y racismo, y que en momentos de crisis como este, se retroalimenta.

¿Son acaso aquellos valores de los que hablan los que inspiraron la Ley de Extranjería como muro para quienes exigen ser ciudadanos de pleno derecho?

Al gobierno no le importó asistir en bloque a la cita, en la que no faltaba lo más estrambótico y preocupante de su bancada: Cospedal (la que se dispone a entrenar militares en un barrio musulmán recreado con mezquita), Zoido (el que pretende seguir encerrando inmigrantes y criminalizar al activismo que los ayuda) o el orgullosamente racista de Albiol (sí, aquel que cree que inmigrante y criminal es una sinonimia y que proponía “limpiar Badalona” de todos ellos). Decían haber ido a abanderar unos supuestos “valores occidentales”, que de llegar a existir, terminaron de aplastar con la ‘Ley Mordaza’. ¿Pero son acaso aquellos valores de los que hablan los que inspiraron la Ley de Extranjería como un muro para quienes exigen ser ciudadanos de pleno derecho? ¿O quizás son los valores mediante los que encierran a inocentes en los CIEs y con los que reciben a personas con pelotazos de goma y concertinas en nuestras fronteras? ¿Los valores de las cientos de agresiones islamófobas de los últimos años con nula respuesta institucional?

Felipe VI tampoco se planteó, por polémico que fuera, faltar al acontecimiento. Ocupando el centro como figura de esa ‘unidad’ a la que apelaban, no flaqueó cuando le recordaban su histórica amistad con el régimen sangriento saudí. No era impedimento haber impulsado un 30% la venta de armas en los últimos cuatro años y colocar a España como el tercer proveedor armamentístico del reino wahabita. No había problema con haber visitado en enero a quienes promueven y financian el terrorismo internacional y en agosto  mostrarse condolido al mundo por lo ocurrido. Quizá hasta llegó a acordarse de María Cristina de Borbón, una de las mayores traficantes de esclavos del siglo XIX. Y precisamente por ello siga sin tener inconveniente en lucrarse con la guerra, cuando sus predecesores ya lo hicieron con la trata de seres humanos. Insistente siempre en defender los valores civilizatorios que la Corona representa. ¿Cuáles? ¿Los que impulsaron el colonialismo para esclavizar a millones de personas en el mundo? ¿O quizás aquellos que perpetuan el neocolonialismo como negocio redondo para seguir expoliando a los pueblos de sus riquezas y de sus derechos?

El valor de Fátima Aatar arrinconando al terror racista en una manifestación de ultraderecha. El de Miriam Hatibi desmintiendo las falacias islamófobas en la RTVE

Ellos hablaban de defender valores, pero atrás, les seguía la gente armada de valor. Una marea vestida de azul que con una gran pancarta no olvidaba: “Les vostres politiques, les nostres morts”. Ahí es donde se encontraba la convicción popular de señalar a quienes llaman a la unidad (de sus intereses) y realmente nos quieren divididos. Porque hay otro país muy lejano y diferente al que ellos dicen representar. El de Fátima Aatar arrinconando al terror racista en una manifestación de ultraderecha. El de Miriam Hatibi desmintiendo las falacias islamófobas en la televisión pública. El del abrazo de fraternidad entre el imám de Rubí y el padre de Xavi. El país del valiente Sindicato Popular de Manteros monstrando su solidaridad frente la criminalización del diferente. E incluso el de Halima, la madre del terrorista, que pese al tremendo dolor, salió a dejar claro públicamente que ni su propio hijo mataba en su nombre. El de todos y cada uno de aquellos musulmanes y musulmanas de a pie que salieron a las calles por enésima vez a dejar claro que nadie mataba en su nombre. Un pueblo que ostenta una responsabilidad histórica en estos tiempos que corren: ganarle la batalla al sistema del odio y el racismo. Perque no tenim por. Porque no tenemos miedo.

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