La odisea de alquilar pisos “solo para españoles”

“Le dijimos que sí, que no hay nada más maravilloso que ser estudiante. Naturalmente era mentira. Hay una gran diferencia entre venir en busca de conocimiento y venir buscando un trabajo modesto. Pero la dueña tenía que creer que éramos estudiantes, porque si no, no permitiría que viviéramos en su piso. Sin papeles solo puedes vivir en tus zapatos. No encontrarás más alojamiento que ése. Eso está claro.” Rachid Nini

 

“Necesito abrir un hilo muy importante para las personas inmigrantes de este país. Necesito que me prestéis atención y que hagáis RT y llegue mínimo a toda Málaga, porque esta señora no puede seguir alquilando su piso después de esto”, escribía en su perfil de Twitter Soundous, una joven de 25 años a modo de desahogo y denuncia social.

Antes incluso de leer su “hilo”, yo ya rememoraba las vivencias particulares que había tenido unos años atrás cuando decidí buscar piso. Recordaba cómo en las llamadas telefónicas todo iba bien, el acento de Madrid no me lo quita nadie, pero todo cambiaba al llegar al lugar, ahí la piel y los prejuicios suponían una barrera mucho más grande que la situación económica personal, por ejemplo. Da igual que hubieses hablado una hora antes con el casero o la casera, en el momento del encuentro por casualidad las viviendas estaban alquiladas, aunque luego el anuncio continuara en la web.

Captura de pantalla del 5 de septiembre de 2018 por Komorebi Crowy Browny Arbus: “no es un caso viral, me acaba de pasar.”

El piso de Antonia llevaba apenas 10 horas exhibiéndose en la web, cuando dio con él Soundous, una joven amazigh, nacida en Larache (Marruecos) y residente en España desde los 5 años, que buscaba un piso en Málaga para su primer año de carrera en Estudios Ingleses. Un grado que llevaba deseando desde hacía años, ya que “durante estos últimos me he dedicado a trabajar”, explica a Es Racismo. Ese mismo día, ésta joven había concertado una cita con Antonia para verlo, y debido a su convencimiento, para pagarle la fianza y quedárselo.

Estaba super ilusionada, al fin había encontrado el piso donde permanecería el siguiente curso junto a sus compañeras, por lo que llamó a su padre para que la recogiera al salir de trabajar y dirigirse juntos a ver el piso. Por delante tenían 40 minutos de camino.

El momento decisivo

Allí donde no median las palabras, pues lo hijos e hijas de lo que se denominan las “primeras generaciones migrantes”, tienen aquí sus vidas, sus infancias y sus acentos locales. En ese lugar salen a relucir las fronteras internas de las sociedades modernas, las que determinan el color de la piel, la vestimenta o los rasgos que evidencian que puedes ser o no ser español, pero no eres “español del todo”. Ese lugar donde se ponen a trabajar los prejuicios, los estereotipos y los mecanismo del racismo para cercenar nuestras posibilidades de pertenencia. No hay integración posible que vaya a facilitarnos el acceso a viviendas en igualdad de condiciones que las personas “españolas del todo”.

El momento decisivo es el encuentro físico con Antonia, “nada más vernos y ver a mi padre a la señora ya… se le cambia la cara y nos suelta, pues… el piso lo he alquilado hace media hora”, continúa. No es un hecho aislado, pregunten a sus amistades cercanas que no son “españolas del todo”, estos pisos que se alquilan en medias horas antes forman parte de sus vidas tanto como el aire que respiran. Es decir, en los 40 minutos que Soundous y su padre tardaron en llegar en su vehículo, la casera ya había encontrado a quién alquilarlo, a pesar de que tenían una cita concertada y que la otra supuesta persona no había ni visto el piso, ni entregado cantidad alguna a modo de señal.

“Obviamente a mi esto me desilusiona sobremanera y me voy del piso como alma en pena porque era perfecto para mi, perfecto, en pleno centro, particular, y un precio súper asequible. ¿El problema? Que soy mora.”

El problema de ser moro, no es un problema nuestro, es decir, de la comunidad mora, tampoco lo es del pueblo gitano, ni la comunidad negra, como no lo es del resto de poblaciones migrantes racializadas, el problema lo tiene esas personas. Como explicaba Alberto en un reciente artículo tras sufrir la negación de acceso a una discoteca por su negritud, “El problema no es mío, ni de nuestra gente, es de ellos“. Nosotros somos objeto del miedo de una sociedad racista.

La prueba del algodón

Que levante la mano, de entre ésta población privada de una igualdad efectiva de las condiciones al acceso en las viviendas, quienes no se han visto tentados a hacer la prueba, pedir a un amigo o amiga que llame para ver si el piso continúa libre. Continúa libre, pero esta vez el casero o la casera para evitar pasar el mal trago que supone sacar a relucir los prejuicios, te preguntan directamente si eres o no español, “español del todo”.

Continúa Soundous en su hilo, “le pedí a mi compañera española que llamara a la señora, que le pidiese ver el piso para ver qué respuesta daba. La señora en cuestión le pregunta que de dónde es varias veces, a lo que mi compañera responde que es de Marbella varias veces, hasta que la señora le dice, es que me acaba de venir una mora de Marruecos y a mi eso es que no me gusta ni un pelo“. Antonia no quería pasar por ese mal trago de nuevo, así que insistía, “¿Seguro que eres española?”, tras varias respuestas afirmativas al fin se dignó, “mañana si quieres puedes venir a ver el piso”.

En el mismo portal (Milanuncios) en el que alojaba su Antonia su anuncio encontramos otros menos sutiles, más clarificadores. En Hospitalet de Llobregat, Barcelona, buscan personas limpias, responsables y trabajadoras, “¡solo para españoles!”. En Lorca, Murcia, hay una habitación solo para españolas y si no queda claro lo repite “alquilo a mujer española”. En el centro de Ciudad Real hay un piso de dos habitaciones para estudiantes, donde deberán abstenerse quienes no sean Erasmus o españoles.

En otro portal (Idealista) Sara publicita una casa recién reformada y con todos los muebles pero que “se alquila solo a españoles, gracias”. De igual forma, Paco nos describe un ambiente tranquilo y privado, que cuenta con vistas al exterior, “solo para españoles”, añade.

Larry Abia, jugador del Básquet Coruña de LEB Oro denunció otro caso de racismo al tratar de alquilar una vivienda en una ciudad gallega. Explicó que “era el primer cliente del día”, llegó diez minutos antes a la cita, aparecieron dos personas mayores y a pocos metros de él susurraron: “No se lo alquiles a ese, dile que no, que es de color'”, según explicó también en su Twitter.

El jugador valenciano que señaló que no es la primera vez que le sucedía, describió cómo la mujer “quiso acercarse”, pero su acompañante “la volvió a llamar y dijo: ‘ven aquí, si no te dice nada, sigue andando'”, mientras se dirigían al portal. “Yo, impactado por la situación, decidí llamar por su nombre a la señora, con la que hablé a la mañana por WhatsApp y por teléfono, y se giraron con una sonrisa falsa, sin acercarse a saludar ni nada, y me dijeron que ya tenían el piso alquilado”. Le dijeron lo habían alquilado hacía 30 minutos y que no le habían llamado porque no tenían su número.

“Soy consciente de ésta realidad aunque ésta fuera la primera vez que me sucedía a mí.”

Yasmina Baach entrevista a Soundous a raíz de la discriminación racial en el acceso a viviendas de alquiler.

Yasmina: ¿A la hora de buscar piso, pensaste que podrías sufrir discriminación?

Soundous: No, ni se me pasó por la cabeza, llevo 4 años viviendo en Málaga, normalmente fuera de la vivienda familiar por motivos de trabajo y nunca me ha costado encontrar piso. Siempre me ha resultado sencillo, y nunca me han preguntado por mi nacionalidad, ya que parezco más occidentalizada, según ellos. Una vez se enteran que soy de Marruecos nunca se oponen a mi presencia ya que ya les demuestro antes que soy buena inquilina.

¿Es la primera vez que tienes dificultades para encontrar piso?

Personalmente nunca había sufrido este tipo de discriminación, pero sí con mis padres. He vivido situaciones muy parecidas e incluso peores, ya que ellos tienen acento y físicamente se nota que son de Marruecos, tanto por el atuendo como por los rasgos y color de piel. Lo que quiero decir es que es más fácil adivinar su procedencia que la mía. Por eso soy consciente de esta realidad aunque ésta fuera la primera vez que me sucedía a mí.

¿Por qué escribiste el hilo de Twitter?

El hilo empezó siendo una forma de desahogarme y porque no quería dejar pasar esto, fue una situación muy delicada que me dolió en lo más hondo, sobre todo por mi padre. No quise que la señora quedara impune tras esa actitud tan deleznable. Quería hacer una denuncia social y quizás una ligera justicia poética, ya que al final conseguí piso y se me brindó la oportunidad de dar a conocer esta situación tan común para casi todos los inmigrantes al buscar piso, quizás unos más que otros.

¿Eras consciente de las consecuencias que iba a tener exponer esa experiencia? ¿Has recibido amenazas directas sobre tu persona?

Lo cierto es que no tenía ni idea de que el caso iba a ser difundido tantas veces ni que fuera a exponerme como persona, ya que al igual que recibí mucho apoyo recibí muchos insultos y ataques directos hacia mi integridad moral. Abrieron un post sobre mi en Forocoches y en Burbuja, donde se me tildó de “mora y puta” varias veces, donde se compartieron fotos personales mías y hubo más comentarios xenófobos y de mal gusto. Amenazas directas no he recibido pero si me han llegado a decir que la denuncia debería llevármela yo, dando a entender que la que estaba haciendo ilegal era yo cuando la señora Antonia había cometido un delito de odio. Pero, a pesar de todo, me quedo con el apoyo y con la difusión, con la gran cantidad de gente que ha entendido que la situación no era justa para mi y me quedo con las personas que me han ofrecido su ayuda, como mis compañeros de piso actuales.

En el hilo hablas de tu padre, ¿Has hablado con él sobre ello, sobre cómo le ha afectado o si ha tenido experiencias similares?

Con mi padre no he hablado de ello desde que pasó, simplemente volvimos en coche con los ánimos por los suelos. Incluso él me pidió llamarla para que hablara con ella, para quitarse ese peso de encima, el peso de la injusticia. Nunca hemos hablado largo y tendido sobre este tema pero yo conozco todas las situaciones por las que mis padres han pasado buscando piso, o al menos las que me han dejado conocer, desde un casero que al ver a mis padres dijo que sólo alquilaba por corta temporada, mentira que pillamos al enterarnos por la propia inmobiliaria, hasta arrendadores que no llamaban de vuelta tras escuchar el acento de mi padre.

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