Hassane Mezine: “Fanon puede ser una unión en las separaciones que hay en el norte de África”

Hassane Mezine posa para la entrevista durante su visita a Madrid / Youssef M. Ouled

Fanon regresa de la mano del fotógrafo y documentalista franco-argelino Hassane Mezine (44 años), quien llegó a Madrid invitado para la presentación de su primer documental: Fanon hier, aujourd’hui (Fanon ayer, hoy) en el III festival de Conciencia-Afro, el espacio antes conocido como Afroconciencia.

Frantz Fanon fue un psiquiatra, activista y ensayista autor de grandes escritos nacido en la Martinica francesa de 1925. Se le conoce por obras como Pieles negras y máscaras blancas (1952) donde explora cómo el colonialismo crea inseguridades psicológicas y culturales dentro de las comunidades negras a través de la asimilación forzada. Fue además de psiquiatra, uno de los más grandes pensadores que marcarían un antes y un después en el estudio del colonialismo y sus consecuencias sobre los colonizados y los colonizadores.

Antes de estudiar medicina, luchó en la II Guerra Mundial con las Fuerzas Francesas Libres. Después, se trasladó del psiquiátrico de Saint Alban a Argelia, donde participó en el Frente de Liberación Nacional (FLN), formación política argelina que lucharía por la independencia del yugo colonial francés. Haría lo mismo en Sudáfrica apoyando activamente el Congreso Nacional Africano (ANC). Sus aportaciones influyeron en la lucha contra el apartheid sudafricano que mantuvieron líderes antisegregacionistas como Stephen Biko o Nelson Mandela, también participó en otros movimientos de liberación.

Es uno de los hombres que más influencia tuvo en las luchas contra la opresión de los últimos siglos. Luchó contra los nazis y fue condecorado por ello. Sin embargo, fue expulsado por su negritud. El segundo punto de inflexión fue en 1944, vencido el nazismo tiene lugar el “blanqueamiento” del ejército vencedor, siendo los soldados de color expulsados del desfile reservado para blancos.

En Los condenados de la Tierra (1961), su otra gran obra, identificó cómo se produce la dominación e inferiorización en el interior de los colonizados, hasta el punto de aceptar su lugar de subordinación. Fanon hablaría de la interiorización por el hombre negro de la negación de ser negro. Defendía que la lucha contra el colonialismo y la dominación de los pueblos oprimidos pasaba necesariamente por la cultura. Más allá de la explotación y el saqueo sistemático que posibilitó el colonialismo, el ideal de blanquitud es posible gracias a la destrucción de las culturas, saberes y espiritualidades de los oprimidos. Abogaba por la descolonización de la cultura de los pueblos oprimidos, puesto que la sumisión no es solo económica y social. Para el martiniqués la independencia solo sería posible mediante la unión de fuerzas, no es posible la descolonización sin contar con los sujetos que esta domina. Murió por una leucemia en 1961 a los 36 años en Maryland, Estados Unidos.

“La decolonialidad propone hablar del racismo en las estructuras que jerarquizan la sociedad”

Hace poco tuvo lugar en París la conferencia internacional del Comité de Bandung del Norte. La primera de estas características realizada por personas racializadas y centrada en las problemáticas que les atañen, así como en la creación de alianzas en el norte global. Un internacionalismo decolonial como el que propone Fanon.

Hoy en día la cuestión de la decolonialidad es una cuestión de la que se habla mucho. Empieza a entrar en la mente de los políticos lo que conocemos como antirracismo político, que viene a traer la cuestión decolonial. En otro tiempo, teníamos un antirracismo moral, clásico, como el de SOS Racismo Francia, que nos dice que no está bien que se hagan controles de perfil racial para entrar a las discotecas pero no ataca la cuestión fundamental que es el racismo estructural. El antirracismo político se sustenta sobre otras bases, se hace preguntas, no se centra en la agenda de los dirigentes blancos, la izquierda o la derecha, propone hablar del racismo en las estructuras que jerarquizan la sociedad, la violencia policial, la imposibilidad de conseguir un trabajo, un piso.

Sin embargo, los enemigos están vigilantes, tienen miedo que una organización decolonial ocupe sus posiciones. Temen que miremos a otros actores de la lucha por la independencia de los que somos herederos. Se trata de la prolongación de la lucha por la independencia aunada a una transferencia de personas del sur global al norte. Hablamos de los indígenas aristócratas* que viven en la periferia de este norte y que juegan un papel importante en relación con el sur, militando en el norte pero respetando lo que hace el sur, trabajando juntos. El peligro de hoy para nosotros es que nuestros enemigos ven que ahora tenemos fuerza.

Creo que este internacionalismo decolonial se puede hacer a partir del momento en el que todo el mundo comprende su papel en función del lugar donde se encuentra. Hoy, los que vivimos en el norte en calidad de indígenas*, necesitamos ser activos respecto al poder del país en el que nos encontremos, tenemos un rol contra la matriz colonial allí donde vivimos, y no vivimos allí por casualidad, sino por una historia colonial que nos trajo.

Nuestros padres no han venido a visitar la torre Eiffel y han decidido quedarse, es la historia colonial y son las necesidades económicas, las que les hacen ir a Francia, España o Bélgica. La gente del sur tiene un rol que jugar en la descolonización de sus países. Las alianzas son buenas pero hay que ver cómo son interpretadas. Cada uno tiene sus particularidades y estamos de acuerdo en ciertas bases. Hagamos un frente común, políticamente es importante porque si solo queremos hacer alianzas como proponen la izquierda blanca [conceptualización que señala una forma eurocentrada de hacer política] o estamos de acuerdo en todo o no hacemos nada juntos, impide que unos y otros luchemos.

“Es un gran clásico del antirracismo moral hacer todo lo posible para impedir un antirracismo político con base indígena”

En España se aspira a alianzas entre sujetos racializados que proponen un antirracismo que aspira a ser político, pero en el transcurso nos encontramos con señalamientos y distancias de personas “aliadas” ¿Se ha podido superar Francia esta situación?

Es un gran clásico del antirracismo moral hacer todo lo posible para impedir un antirracismo político con base indígena, para mantener sus privilegios. Una estrategia que me parece buena es el internacionalismo decolonial, para hacer alianzas con otros movimientos decoloniales de fuera, permite reforzarlo y muestra que puedes ser fuerte, esto es lo que hace que los enemigos comprendan que hay que respetar el movimiento. Lo que yo digo es que la internalización de la decolonialidad es un medio para reforzar y para decir a los enemigos que no estamos solos, que hay conexiones internacionales. Es una protección y una manera de mirar un poder que se construye poco a poco. Un ejemplo de ello es la Conferencia de Bandung y otro es la Network Decolonial Internacional que empezó en Europa y ahora es internacional.

Frantz Fanon

¿Qué papel juega Fanon en el pensamiento antirracista actual?

Fanon es doctor, activista e indígena, un no blanco. Pienso que hoy es muy interesante porque es un combatiente con experiencia y habla de la problemática de la alienación, que es clave central para ir en la dirección de la liberación, alguien alienado no se puede liberar. Es importante trabajar el ascenso de la liberación mental porque no tenemos una respuesta a la agenda del enemigo. Tenemos que ver cuáles son nuestros intereses. Eso es un trabajo importante y Fanon habla mucho de ello en sus libros. Habla de los errores del pasado, por eso es muy fundamental leer y al mismo tiempo actualizar a Fanon con la realidad de hoy.

Se enroló a los 18 años en el frente Francés para luchar en la II Guerra Mundial donde descubrió el racismo y el colonialismo en un ejército que buscaba liberar al mundo del nazismo mientras sometía a otros pueblos, estudió medicina y se vio rodeado de teorías racistas ¿Cuál es la toma de conciencia que marca su compromiso con los condenados del mundo?

Pienso que es la II Guerra Mundial. Fanon es producto de la escuela republicana francesa, es decir, ha crecido en Martinica francesa y como mucha gente, sufría una alienación que versaba sobre sobre el mito de la república. Es la razón por la cual se sorprende del colaboracionismo francés con los alemanes y eso le revuelve. Un tiempo después, forma parte de un batallón de soldados antillanos que van a luchar contra el nazismo. Llega a Marruecos y de allí a Argelia. Él se va hacer la guerra, y en todo ese transcurso se encuentra con racismo, ve cómo funciona la jerarquización, ve el trato a los marroquíes, a los antillanos, tratados peor, pero mejor tratados que los senegaleses… se revoluciona contra el sistema, entonces decide se une a otro régimen. Es herido en Alsacia, allí es cuando escribe su famosa carta a sus padres donde explica que esta guerra le ha abierto los ojos. Comenta cómo los campesinos franceses van a la guerra, sufren la guerra, pero cuando regresan les da igual lo que Francia hace con los pueblos y sujetos colonizados.

Cuando la guerra termina decide volver a Martinica y aprueba el bachillerato, a través de unas becas marcha a estudiar en Lyon. Primero se apunta a odontología, pero se cambia a medicina, tiene que hacer prácticas y se encuentra con trabajadores argelinos solteros, solos, sin familia y en un contexto colonial donde ve desarrollarse ciertas patologías. Este tema llama su atención y escribe un libro de síntomas norteafricanos de los hombres. Esto le lleva a la psiquiatría. Una vez que se diploma, vuelve a Martinica con sus preguntas y reflexiones, ve una sociedad completamente alienada y con el ideal de querer ser blanco. Hay un actor que jugará un papel fundamental y es Aimé Césaire, le influye mucho con su concepto de la negritud. A Aimé los ciudadanos de Martinica no le toman en serio, pero eso cambia durante la II Guerra Mundial cuando los antillanos no quieren que los franceses que huidos de la guerra se asienten, porque vienen con sus privilegios y su actitud colona.

Después de todas sus experiencias, pide un puesto de trabajo en Dakar, pero es rechazado por Léopold Sédar Senghor, que no quiere a Fanon (ya era conocido por Piel negra, máscaras blancas). Un tiempo después marchó a Argelia. Escribe otra tesis que responde a otros criterios de lo que uno espera en una tesis. Entonces se va a ver a François Tosquelles, una de las personas que puso en práctica la psicoterapia institucional, una manera de dar a los pacientes un rol social que les permita trabajar. Fanon pone en práctica esta técnica en otro hospital, en un departamento de mujeres europeas e indígenas, se da cuenta de que su técnica funciona con las mujeres europeas, pero no con las indígenas. Es allí cuando ve que la cuestión de la cultura es muy importante. Se empaña de la cultura argelina y la introduce en la terapia, para su sorpresa, que los enfermos empiezan a curarse. Ve una evolución en relación a eso.

Fanon es una persona que trabaja en el departamento de enfermos peligrosos. Llegado el momento, esconde a militantes de la resistencia argelina en el hospital y les hace pasar por enfermos, a los heridos los cura. poco a poco entra en la lucha argelina hasta que escribe su carta de renuncia. Regresa a Francia, de allí marcha a Túnez donde se encuentra con un grupo perteneciente al gobierno provisional de la revolución argelina. Adquiere un papel importante en la propaganda, en la escritura, en los análisis, aunque nunca firma con su nombre. Lo supimos más tarde.

“En el mundo árabe el gran problema es esa alienación de estar en la imitación de la izquierda europea”

En el Rif se da un proceso político (Hirak) contra la hogra, algunos sectores apelan a la occidentalización como ideal de liberación. Observamos la colonialidad que construye nuestras aspiraciones.

Todo es cuestión de la colonialidad, modelo que tenemos desde las independencias. El modernismo es el modernismo europeo, por ejemplo, hablamos de pueblos muy pequeños en el sur de Marruecos, hay gente que tiene casas muy antiguas, tradicionales pero muy eficientes en invierno y muy frescas en verano. Sin embargo, hoy sus hijos construyen casas modernas que durante el verano son calientes y en invierno frías, piensan que el modelo europeo es el único a seguir. 

Pienso que es muy importante que la juventud conozca la experiencia de gente como Abdelkrim El Khattabi que representa un pensamiento y no pensar que la alternativa es solo la izquierda tradicional. Hoy, en el mundo árabe, el gran problema es esa alienación de estar en la imitación de la izquierda europea. Por ejemplo, en Túnez hace menos de diez años tenían una revolución que viene del pueblo, del interior del país. Después, tuvimos una izquierda cuyo único problema es de decir laicidad sí o no, es decir, responder a la agenda de la izquierda de Europa. Los problemas sociales, que son el origen de la revolución, quedan en segundo o tercer plano. En el centro tenemos una izquierda que piensa que tiene la posición central en esta revolución y un pueblo que piensa que tiene apoyo de la izquierda.

Hay una tradición de la izquierda europea de señalar que el problema son los musulmanes. Es el mismo problema que tenía Argelia en los años 90. Los musulmanes están y tienen derecho de decidir si hacer o no política, cuestionar la humanidad de los musulmanes es una actitud colonial. Había en Argelia una derecha que hablaba como los franceses para desacreditar las reivindicaciones sociales de una parte del pueblo. Lo mismo pasa en Túnez y en Egipto, porque tenemos un problema de alienación por parte de la izquierda blanca.

¿Qué relación ves entre las políticas y el dinero europeo en el control migratorio de los países del Magreb y la negrofobia creciente?

Crece la negrofobia en Marruecos, en Argelia, en Túnez, porque el imperialismo crea una jerarquía de razas, donde la gente está en una competición entre los condenados de la tierra para ser blancos. El problema es cuando miras al norte y tienes una persona del sur que te recuerda que eres del sur, pero no quieres su ayuda, quieres ir hacia arriba. La realidad es que morimos juntos en el Mediterráneo, tenemos un mismo destino.

Este sistema colonial ha conseguido una competición por el racismo y hace que en el caso del Magreb, nos lleve a negar nuestra propia negritud. Desgraciadamente con el modelo que nos han dado, que es el del modernismo occidental, el único modelo y lo encontramos en universidades, escuelas… todos esos fenómenos hacen que nos metamos en un bucle de pensamientos y creencias de que estamos en el camino para ser blancos. No obstante, siempre volvemos a nuestra realidad y esa es que debemos aceptar que formamos parte de África, vivir juntos en África. La cuestión es la liberación, pero no nos podemos liberar en Marruecos si no nos liberamos en Argelia, si no nos liberamos en Sudáfrica y si no nos liberamos en todo el sur. Un país africano no podrá ser liberado si los demás no se liberan. La idea del panafricanismo es central y hace que volvamos justamente sobre sus fundamentos. La juventud tiene que reapropiarse de todo ese trabajo que se ha hecho sobre el panafricanismo existente.

Hay que leer a Fanon, sí, pero también a Nkrumah, a Sankara, a Jomo Kenyatta, a todos estos personajes que son modelos a seguir. Nos encontramos en sitios bastantes diferentes, pero con causas comunes. Esta interdependencia es saludable y es la única que permitirá salir adelante, no lo podremos hacer individualmente. Es por eso que hoy, alguien como Fanon puede ser una unión en las separaciones que hay en el norte de África.

*El término “indígenas“, tal y como explican en ¿Qué es la lucha de las razas sociales?, publicado en el blog 1492 Por un antirracismo político, “es usado por los miembros del PIR (Partido de los Indígenas de la República) en Francia. Puede, al ser traducido al contexto del Estado español, llevar a equívocos. “Indígena” es la palabra a través de la cual, en tiempos de la colonización francesa -también la española en muchos casos-, las administraciones coloniales denominaban a los sujetos no blancos en la colonia. Con este uso, el PIR no hace mención entonces a los pueblos originarios de Abya Yala sino a los sujetos supervivientes de la colonización moderna que se llaman así mismos de esta manera para exponer una realidad constatable: siguen ocupando el lugar social de los subhumanos y esto responde a la herencia del legado colonial. Pensamos que el uso del término “post-colonial” es más adecuado para el contexto del Estado español y se presta a menos malentendidos.”

*Cuando se habla de “indígenas aristócratas“, se está empleando una conceptualización descrita por Houria Bouteldja en Los blancos, los judíos y nosotros. Hacia una política del amor revolucionario (Akal) para referirse a “las poblaciones racialmente inferiorizadas dentro de la Metrópolis“.

Especial agradecimiento a Jacqueline Nicole Koky Ngomha y a Sara Bourehiyi por la traducción del francés.

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