Ir por el pasillo de muñecos y que las estanterías estén repletas de muñecos blancos , excepto algún que otro muñeco negro que pasa desapercibido es algo de lo más habitual. Cuatro estantes seguidos saturados de blanco y rosa (este es otro tema) que dan cuenta de la poca diversidad en el panorama de juguetes en España.
Este es uno de los distintos ejemplos que podemos encontrar en cualquier juguetería y que vamos a exponer en esta entrada, con el fin de demostrar el largo camino que aún queda por recorrer para conseguir una sociedad igualitaria y diversa, representativa de la realidad diaria. Una sociedad en la que el concepto de racismo nos suene tan lejano como el derecho de pernada o la Inquisición.
Cabría esperar algo más de los juguetes educativos, pero aquí las cosas tampoco pintan bien. De hecho siguen pintándose de blanco. Aunque se atisba un esfuerzo por parte de los fabricantes de cubrir la ‘cuota’ que evite que alguien les pueda acusar de discriminación o racismo, el hecho evidente es que sigue existiendo una escasa presencia de muñecos de distinto color. No se normaliza la mezcla de razas en todos los ámbitos y siguen presentando estereotipos racistas y en muchas ocasiones, también clasistas.
Por ejemplo, en la siguiente instantánea solo encontramos un muñeco negro, situado en África y trabajando mientras los muñecos blancos disfrutan de un safari. El resto de actividades que representan están reservadas a los blancos, en especial las relacionadas al ocio.
No obstante también hemos encontrado otros juguetes, muy pocos, en los que se hace el esfuerzo de ofertar muñecos que representen a distintas razas. Eso sí, en su mayoría las casas de juguetes son estadounidenses.
Aunque se hagan algunos intentos, el panorama sigue sin ser representativos. Las compañías se han esforzado por incluir negros y latinos, pero sigue existiendo un gran vacío de muñecos asiáticos. El continente más poblado del mundo y del que más población migra a otros países no tiene derecho a estar en los juegos de los niños, pese a que además sean los mayores fabricantes de juguetes.
En un almacén de varios cientos de metros cuadrados y miles de juguetes de todas las clases y formas, pero no colores, solo encontramos una colección de mochilas en los que se recurre a tópicos de color para asociar cada mochila a un tipo de niño. El pingüino negro, para el niño negro, la jirafa amarilla para la niña china, una vaca rosa para una niña blanca y un perro color canela para un niño también blanco. Ésta fue la única referencia a población asiática que encontramos.
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