Racismo en el metro: Cuando lo estructural se presenta como anecdótico

“No debemos olvidar nunca que no luchamos más por la integración. Luchamos por ser reconocidos como seres humanos. Luchamos por obtener el derecho de vivir libres en esta sociedad.”

 (Malcom X)

Ayer, éste video se viralizaba por Twitter: en él se observa como una niña es atacada por una señora racista. El resto de pasajeros que presencian la escena reaccionan ante el ataque y en unas pocas horas, el suceso se convierte en noticia en los principales medios de comunicación.

Nosotras, sin embargo, hemos decidido hacer un análisis pormenorizado de lo ocurrido. Trascendemos la noticia porque necesitamos hacerlo, pues queremos señalar la manera en que lo ocurrido en este vagón de metro es más representativo de la sociedad española actual de lo que podría parecer.

Empecemos por desmitificar:

1-“Esto no es más que una anécdota penosa”. Es penosa, cierto. Pero no se trata de un hecho aislado, pues la excepcionalidad no se encuentra en los ataques racistas que, a diferencia de lo que se dice en redes, son cada vez más habituales y cada vez más violentos. Lo insólito es encontrarnos con el confrontamiento directo y la desaprobación por parte del entorno (analizaremos más delante de qué manera se ejecuta en este caso) hacia la persona que violenta. Sabemos (porque nuestra realidad nos lo dice cada día), que ante sucesos similares (insistimos, ni pocos ni aislados) la pasividad del resto es la que predomina.

2-No ocurre sólo en el metro. Situaciones parecidas se dan en colegio, en el trabajo, en el supermercado, en el médico, en el parque, en la calle, en definitiva, en casi todos los espacios en los que nos movemos. Que las situaciones no estén grabadas y que no se difundan por la red no significa que no sucedan.

3- Etiquetar y atribuir una conducta violenta y racista como resultado de un trastorno mental es peligroso e injusto. No se trata de una “perturbada” (etiqueta repetida en varias ocasiones en redes). Las personas que sufren algún tipo de trastorno mental no tienen por qué asumir  esta injusta atribución. No es un trastorno psicológico el causante del discurso de ésta señora sino su racismo profundo y rancio que se permite expresar de forma violenta y altiva en un contexto donde sabe  que no recibirá mayor castigo que la reprimenda de desconocidos (“no voy a ir a la cárcel por decir esto”, comenta). Efectivamente no irá a la cárcel: ella se encuentra en una situación de privilegio de la que abusa sin miramientos.

No es un trastorno psicológico el causante del discurso de ésta señora sino su racismo profundo y rancio.

Analicemos la situación:

1-Tenemos en primer plano del vídeo a la señora racista: en primer lugar se puede observar que ésta no concibe que una persona no blanca pueda ser española. En ningún momento se le ha podido pasar por la cabeza que ésta niña, con su color de piel (el que sea) pudiera haber nacido en España. Para ella, una persona española es, indiscutiblemente, una persona blanca. Y se sucede la cadena: no blanca-no española-no derechos-no persona. Así, deshumaniza a la niña, la violenta de forma abierta y descarada, usurpándola de sus derechos porque sabe que está respaldada por un Estado que sigue los mismos principios de deshumanización. Ya lo decía Fanon: las personas racializadas son situadas por su color de piel en la “Zona del no ser”. No tienen derechos porque para las personas que se encuentran en la “Zona del ser” (zona del privilegio), las que están por debajo de la línea de lo humano ni son personas, ni son nada.

2- En segundo lugar tenemos a la chica del sombrero:

No deja de sorprendernos la heroicidad atribuida a ésta mujer, la cual se ha convertido en una de las principales protagonistas de una historia que, recordemos, ha sido una auténtica pesadilla para una niña de diez años de la que casi ni se ha hablado. Desde nuestro punto de vista otra vez la voz del privilegio vuelve a tomar relevancia y la persona blanca se vuelve a situar en el foco de atención como la salvadora y protectora de la persona migrante. Un paternalismo vanagloriado en redes que, bajo nuestro punto de vista,  resulta conveniente cuando se trata de vender determinados titulares: “España no es racista, basta con observar la reacción de los pasajeros y pasajeras (españoles/as) que están en este vagón de tren”. He aquí tan solo unos ejemplos:

Cuidado. Los mismos medios de comunicación que por un lado lanzan discursos tan racistas como el de la señora, relucirán su putrefacta hipocresía tildando la situación como un hecho deleznable y destacando el acto heroico de la población española que defiende a los más “débiles”, situando como un hecho anecdótico lo que para las personas racializadas es el pan nuestro de cada día.

Esto decía uno de estos diarios hace unos meses:

3-En el vídeo, tampoco falta el “utilitarismo” de algunas voces donde se defiende que la persona racializada tiene derecho porque es “útil”, contribuye y trabaja para éste país aportando así unos beneficios a España (“Llevo diez años trabajando en España”). De esta manera se perpetúa la idea de que sólo se tiene derecho cuando a cambio hay un beneficio, o cuando no hay un perjuicio económico (“señora, ¿qué gastos le da ésta niña?”). Es decir, nuestros derechos dependen de nuestra productividad. Si las cuentas no salen, nos devuelven, inevitablemente, a la Zona del no-ser.

4- Finalmente otra voz se escucha dentro del vagón, una voz que intentando defender a la niña recurre a la otredad para reprochar a la señora su conducta: “nosotros” emigramos antes y a ahora les toca a “ellos”, se oye.  

No pretendemos rizar el rizo, se trata de comprender lo que allí dentro ha ocurrido y observar en qué medida dentro de aquel vagón se han reproducido los roles y características de la sociedad española con los que las personas racializadas convivimos a diario. Se trata de trascender la noticia y comprender que no nos encontramos ante un  hecho anecdótico, sino frecuente y preocupante, donde la violencia que se reproduce no surge de la nada.  En ese vagón de tren, se puede observar el resultado del racismo institucional y político que ha calado en el inconsciente colectivo con aplomo:

¿Les suena?

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Que quede bien claro: “No estamos en contra de nadie porque sea blanco. Estamos en contra de los que practican el racismo. Estamos en contra de los que dejan caer bombas sobre otra gente porque da la casualidad de que tienen piel de una tonalidad distinta. Y como nos oponemos a eso, la prensa dice somos violentos”, decía Malcom X.

Nos reafirmamos en ésta idea y planteamos un análisis pormenorizado de la noticia porque creemos que es importante analizar la sociedad en la que vivimos y el racismo que se reproduce constantemente, para que no se repita, para que se piense y se haga auto-crítica.

Lo hacemos porque es un acto de responsabilidad cuestionarnos las realidades que nos cuentan, alejarnos de la posverdad que hoy día impera y plantearnos otras formas de entender, cambiar y  construir la realidad que queremos.

Ayer, una niña de diez años ha sido humillada y juzgada públicamente por su color de piel en España. Ayer a una persona de diez años el racismo le ha pegado de lleno y, en cuestión de minutos ha sido deshumanizada. Si alguien cree que ésta niña olvidará éste suceso en un par de días, es que no tiene ni idea de lo que es sufrir el racismo en sus propias carnes. Si alguien cree que en España esto es un caso aislado, es que se encuentra en una situación de privilegio dentro de un sistema capitalista, imperial, patriarcal, racial y colonial donde las personas racializadas cometemos un acto revolucionario cada vez que nos miramos al espejo y amamos nuestro color de piel, sea del color que sea.

3 Comments
  1. Me parece que has patinado bastante. La chica del sombrero no es paternalista ni salvadora, de hecho no ha querido que trascienda su nombre. Estaba allí y punto. Y sí estáis rizando el rizo. Sois muy pesadas con Malcom. Queréis hacer algo distinto pero hacéis lo mismo. Siempre nombrando hombres Malcom, Fanon…no entiendo que se pueda ser antirracista siendo machista pero bueno…

  2. Tristes historias estas que se presentan en Europa, constantemente. La lucha para elimar esto debe de continuar, no existe otra manera.

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