Ya que hablamos de estadísticas

 

 

Las estadísticas usadas en este artículo de La voz de Galicia como base para, de alguna manera, justificar el reciente asesinato de #GeorgeFloyd tienen un largo y oscuro trasfondo racista. Las cárceles estadounidenses están hasta arriba de población negra, eso es cierto, pero ¿por qué? No se puede (no se debe) lanzar estadísticas al aire que no hacen otra cosa sino confundir y distorsionar la realidad que atraviesa a millones de personas. Si se quiere entrar en estadísticas deberían tenerse presente todas las posibles, contrastar información, y ser fiel a datos históricos. ¿Dónde están las estadísticas sobre cómo la policía detiene y el sistema judicial condena sistemática y desproporcionadamente a la población negra en un porcentaje elevadísimo en comparación con la población blanca? ¿Por qué no se menciona que este sistema opresivo y racista de encarcelación masiva se lleva a cabo desde la abolición de la esclavitud? 

Es una cuestión muy compleja pero, de forma rápida y simplificada, los porcentajes tan elevados de encarcelamiento de personas negras en EEUU se explican, entre otras cosas, porque de acuerdo a las leyes estadounidenses es probable que una persona negra sea condenada a cumplir una pena de 10 años por posesión de una mínima cantidad drogas (digamos, uso particular) mientras que una persona blanca puede asesinar premeditadamente de un disparo a una persona negra y jamás llegar a pisar la cárcel, como en el caso de William Ford (24), asesinado en 1992 por un joven blanco de clase alta (Mark P. Reilly, 19) cuyo caso se relata en el documental Strong Island (2017). Además, existe una importante diferencia entre Estados, siendo las leyes racistas más acusadas en unos que en otros. “Casualmente” suele coincidir que las leyes son aún más racistas en aquellos Estados con un mayor porcentaje de población negra. 

Simplemente prestando atención a este dato que el artículo no menciona, no es de extrañar entonces que los porcentajes de detenidos y condenados sean más elevados entre la población negra estadounidense que entre la blanca, la parte de la población más beneficiada por este sistema sectario, opresivo y racista, que goza de un mayor número de privilegios. Cosa que La voz de Galicia tampoco menciona. El sistema judicial racista estadounidense funciona esencialmente así. Es mucho más complejo que esto, por supuesto, pero quien no lo conozca en absoluto de esta forma puede hacerse una idea de cómo es en su base.

Si queremos hablar de estadísticas hay que incluir en ellas también, o aunque sea mencionar brevemente, las pautas de encarcelamiento en EEUU y no olvidar mencionar que muchas personas ーprincipalmente negrxsー pasan años en la cárcel como “medida preventiva” antes de que se determine si son culpables del delito que se les acusa o no. Según datos recopilados por la NAACP, entre 1980 y 2015, el número de personas encarceladas en EEUU ascendió de 500mil a 2.2. mill. En la actualidad, EEUU constituye aproximadamente el 5% de la población mundial y el 21% de prisioneros totales a nivel mundial. 1 de cada 37 adultos está bajo algún tipo de supervisión “correccional”. Ahora vamos a desmenuzar estos datos un poco más, en términos raciales, utilizando la terminología empleada en dicho estudio: 

 

  • En 2014 lxs afroamericanxs constituían 2.3. mill. (34%) del total de 6.8 mill. de población presa.
  • Lxs afroamericanxs son encarcelados 5 veces más que lxs blancxs.
  • La tasa de encarcelamiento de las mujeres afroamericanas es el doble que la de las mujeres blancas.
  • Lxs menores afroamericanxs representan el 32% de menores arrestados y el 42% de los retenidos.
  • Si se encarcelara a afroamericanxs e hispanxs en la misma proporción que a blancxs, la población penitenciaria disminuiría alrededor de un 40%.

 

Un gran porcentaje de condenas a reclusos negros están relacionadas de alguna manera con las drogas. En 2015, la National Survey on Drug Use and Health indicó que afroamericanxs y blancxs consumen drogas en índices similares, sin embargo, la tasa de encarcelamiento por drogas de lxs ciudadanos negrxs es casi 6 veces mayor que la de lxs blancxs.

Según el Pew Research Center, en 2017 lxs afroamericanxs representaban un 33% de la población reclusa, lxs hispanxs un 23% y lxs blancxs un 30%. Pueden parecer porcentajes similares pero dejan de serlo cuando atendemos a los porcentajes totales de población: Blancxs 64%, Negrxs 12% e hispanxs 16%. Por cada 100 mil personas negras adultas había 1549 presxs negrxs, casi 6 veces más que el índice de encarcelamiento para lxs blancxs (272 por cada 100mil). Hispanxs, 823 por cada 100mil. Estas cifras no apoyan la perspectiva racista que presenta el artículo de La Voz de Galicia, sino que evidencian la desigualdad racista en el sistema judicial estadounidense.

¿Por qué el interés de encarcelar masiva y sistemáticamente a las personas negras?

En primer lugar, la esclavitud se abolió, pero inmediatamente se pasó a tomar estas medidas de encarcelamiento masivo que se ocupaban de mantener la supremacía blanca. Se produjo una importación de leyes esclavistas a un “nuevo sistema”. Esto continúa siendo la base de todo. Por otro lado, la presencia y violencia policial en los barrios con población predominantemente negra es altísima. Los antecedentes penales reducen la posibilidad de conseguir un empleo hasta en un 50%, seguido de todo lo que esto conlleva: precariedad en la vivienda, salud…

Además, la población penitenciaria no tiene derecho a voto (y en algunos casos tampoco pueden hacerlo una vez cumplida la condena), lo que favorece de nuevo la supremacía blanca. 

Es muy importante resaltar que no solo el sistema judicial estadounidense es racista, también lo son los de los países europeos. También lo es el español. En nuestro país podemos encontrar innumerables casos en los que la justicia es desigual atendiendo a cuestiones raciales. Sabemos que ha habido asesinatos racistas que han quedado impunes o con unas condenas indignantes. No olvidamos el asesinato de Lucrecia Pérez (32) a manos de un guardia civil, condenado a 30 años por matarla y a 24 por disparar a su acompañante. Cumplió poco más de 10; A Mame Mbaye (34), que murió tras una persecución policial. Casualmente, como en el caso de George Floyd, la autopsia determinó que murió por “causas naturales” debido a un fallo cardiaco y no a consecuencia de la violencia policial a la que fue sometido. Ningún policía implicado fue condenado; el caso de Ndomble Augusto, de tan sólo 16 años, asesinado a sangre fría de una puñalada en el corazón. Habiendo testigos, inicialmente su asesino fue absuelto “por falta de pruebas”. Finalmente, tras años de recursos, su asesino ーde 26 añosーfue condenado a 18 años, que probablemente no cumplirá íntegros; A Younes Slimani (39), a quien un guardia civil ーque portaba consigo un macheteー disparó 7 veces en las piernas, 1 en el brazo y 1 en la cabeza tras haberle propinado una paliza. Se le condenó a 16 años de cárcel alegando un “trastorno psicótico breve”.  Y así una dolorosa e interminable lista: Samba, Ilyas, todos aquellos asesinados en Tarajal… Pero los medios de comunicación convencionales no lo cubren. Las estadísticas en las que se apoyan no lo señalan.

Es racismo, y no solamente desinformación, presentar unos datos sesgados como los del artículo de La voz de Galicia, ya que se hace con la intención de criminalizar y de difundir representaciones racistas, además de promover y reforzar relaciones sociales opresivas. Es más grave aún, si cabe, hacerlo en un contexto como en el que nos encontramos, donde un hombre negro acaba de ser asesinado por un policía blanco. Cuando sabemos que no ha sido el primero y le preceden innumerables asesinatos racistas que en su mayoría quedan impunes bajo el amparo del racismo institucional a nivel mundial.

 



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