Ley orgánica contra el racismo: qué hacer para que no sea una instrumentalización

 

 

El pasado 22 de marzo desde la Dirección General para la Igualdad de Trato y la Diversidad Étnico Racial del Ministerio de Igualdad del Gobierno de España se abrió la consulta pública previa a la elaboración de una LEY ÓRGANICA CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL Y FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA.

 

Empezamos con una pregunta: ¿qué es una consulta pública?

Una consulta pública es un proceso participativo que tiene el objetivo principal de recabar la opinión, ideas, problemáticas de la sociedad civil acerca una futura norma en este caso la Ley Orgánica contra el racismo.

 

Pero… ¿Cuáles son los retos que debe asumir la institución y la sociedad para que una ley contra el racismo sea realmente beneficiosa?

 

El racismo si bien es una cuestión que nos afecta directamente a las personas racializadas no es un problema marginal que nos atañe únicamente a quienes lo sufrimos.  Tenemos la responsabilidad como sociedad de dar una respuesta contundente a este problema. El racismo mata, el racismo destruye y condena la vida de millones de niños, niñas, niñes mujeres y hombres todos los días en este territorio. Por lo tanto, esta realidad no es ajena a lo cotidiano, el racismo está en nuestras calles, en el congreso, en las instituciones, en los medios y no, no son casos aislados, por ello empiezo hablando desde una realidad latente, que debe ser abordada desde la responsabilidad colectiva.

 

Para promover una solución tangible, la Ley orgánica contra el racismo deberá ser una herramienta que hable desde el antirracismo político, esto implica entender el racismo como un problema estructural y sistémico que tiene su base en la colonización, en la esclavización y trata trasatlántica y, en los siglos de persecución al pueblo Rroma. Estas raíces históricas tienen en la actualidad una terrible repercusión en la vida de las personas racializadas como falta de derechos, hasta el derecho a soñar. Solo entendiendo la raíz histórica, la raíz colonial del racismo se podrá proponer soluciones beneficiosas.

 

En este sentido, un reto para la sociedad es que esta ley empuje un cambio a largo plazo de los imaginarios y creencias de la sociedad española sobre los que se asienta el racismo. Estos imaginarios racistas que nos criminalizan y deshumanizan, que refuerzan e impulsan políticas de exclusión hacia nuestras comunidades en todos los ámbitos. 

 

Queremos dejar de denunciar, porque queremos erradicar el racismo, no porque falten vías agiles para hacerlo. Es necesario acercar la justicia a las poblaciones que sufrimos racismo, es necesario que la justicia y las instituciones esten al servicio de la población. Actualmente no existe ninguna alternativa regulatoria que de forma transversal busque solucionar el racismo que vivimos las personas racializadas.  

Desde nuestra Oficina de Información  y Denuncia vemos que la infradenuncia es latente, la falta de confianza en las actuales vías administrativas y judiciales, así como en los organismo es muy profunda.

Llevar a cabo una denuncia es prácticamente inviable, su recorrido judicial se hace eterno, un tiempo que ninguna víctima quiere recorrer, y que impide a las organizaciones como nosotras encontrar justicia y reparación.

Esta realidad se acrecienta si quien ejerce racismo sobre nosotras son las mismas instituciones del Estado, cuestionamos el sesgo racial no únicamente de las leyes  en sí sino también en la mirada de los funcionarios, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, jueces, fiscales, etc. Y es necesario repensar cómo la labor de estos refuerza y profundiza el racismo y la desigualdad. 

 

No se puede impulsar una ley contra el racismo y a su vez tener políticas migratorias racistas, es una contradicción que hay que buscar cómo resolver. Uno de los retos de los más importantes para la institución y el Estado, está relacionado a las políticas migratorias y políticas de fronteras y las relaciones internacionales con el Sur Global (antiguas colonias) y es imprescindible cuestionar las relaciones históricas de dominación. Por ejemplo, la Ley de Extranjería una de las formas de racismo institucional que jerarquiza a las personas por su origen y empuja a la irregularidad a miles de personas. Actualmente en España viven aprox. 500.000 personas en situación administrativa irregular, 6 de cada 10 son mujeres y 1 de cada 3 menores, datos que como sociedad que nos deberían  avergonzar y ni qué decir de los Centros de Internamiento de Extranjeros directamente conectados con la irregularidad administrativa.

 

Finalmente nos encontramos con el reto de dar prioridad y garantizar la participación de las organizaciones de personas migrantes y racializadas que tengan una mirada antirracista, es impensable que se hable de solucionar nuestros problemas sin preguntarnos el cómo, esta es una reivindicación del movimiento antirracista. Por ello, la participación en este proceso de consulta pública es imprescindible. ¡Vamos, formemos parte!, hagámoslo desde nuestras realidades, desde lo individual o colectivo, si sabemos de leyes o no, porque somos quienes sufrimos en el día a día el racismo, somos personas con agencia propia y legitimadas para liderar este proceso. 

 

Demostremos que estamos, que existe un problema que debe ser asumido con responsabilidad política desde las instituciones. 

 

Decir fuerte y alto ¡Aquí están lxs antirracistas!

 

1 Comment
  1. Yo desde pequeño empecé a sentirlo, con 3 años cuando acudí por primera vez a la escuela, ningún profesor me prestaba atención hasta que me dieron matrícula de honor en 6 curso, pero a pesar de haber estudiado es algo que jamás se ha alejado, siempre ha estado muy presente, incluso en mi trabajo , estando fijo me despidieron sin ningún motivo, es algo que he tratado de denunciar y tras 10 años no he conseguido nada aún, estoy harto, cada día que pasa se hace más y más patente.

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